News Piezas: Un principio esencial como modelo de éxito
Vivimos en la era del compartir. Lo hacen tanto particulares como empresas: comparten sus recursos para que otros los aprovechen. Si se hace a cambio de una contraprestación, se habla de economía colaborativa. A través de plataformas online, las personas alquilan herramientas, muebles, viviendas y automóviles. Las empresas comparten superficies de almacén, medios de transporte o máquinas.
Ahora bien, sería un error reducir esta megatendencia a la mera perspectiva económica. En todas partes se comparte sin que haya dinero de por medio. Así lo evidencian, por ejemplo, los posts en redes sociales, las entradas en Wikipedia o el software de código abierto.
Compartir y la industria
Hay muchos motivos por los que compartimos. No obstante, cuando las empresas comparten, la motivación suele estar clara: buscan eficiencia y crecimiento. En muchos negocios se producen tiempos de parada recurrentes en los que pueden compartirse las instalaciones de producción con otros fabricantes. El objetivo: aprovechar las máquinas de forma óptima e incrementar la rentabilidad.
Al hacerlo, los usuarios también mejoran sus capacidades: las pequeñas y medianas empresas, en particular, obtienen acceso a recursos nuevos o adicionales: «el modelo 'Pay per Use' les permite sortear cuantiosas inversiones», explica Wildemann, gerente de una consultoría para empresas. Así, pueden destinar los medios disponibles a mejorar sus productos o explotar nuevos mercados.
Compartir datos, pero conservando la soveranía
A muchas empresas les preocupa la soveranía de sus datos. Sin embargo, existen enfoques innovadores para este problema: la arquitectura de referencia del International Data Spaces Association (IDSA), por ejemplo. Desarrollado bajo la dirección del Instituto Fraunhofer de Software y Tecnología de Sistemas alemán, el modelo aborda las necesidades de seguridad de las empresas: mediante la aplicación de términos de uso claros, conservan la soberanía de los datos. Además, la información no se guarda de forma central ni externa, y la transmisión tiene lugar entre el ofertante y el cliente, codificada de extremo a extremo y en tiempo real.
Si encontramos soluciones para un intercambio de datos seguro y justo, no habrá impedimento para compartir.
Horst Wildemann, profesor de gestión de la Universidad Técnica de Múnich
Compartir en la Smart Factory
Cuanto más interconectadas, inteligentes y flexibles son las fábricas, más fácil es compartir instalaciones de producción con otros fabricantes. Por eso, la Smart Factory, visión de la Industry 4.0, ofrece las condiciones ideales para la colaboración.
Los estándares IoT y los sistemas informáticos abiertos permitirán, por ejemplo, que empresas colaboradoras puedan acceder directamente a instalaciones compartidas.
Dominic Gorecky, director de Swiss Smart Factory
El centro de competencia en materia de Industry 4.0 del Switzerland Innovation Park Biel/Bienne lo prueba ya en diferentes proyectos. Gorecky: «Por ejemplo, ponemos nuestros recursos de producción a disposición de externos e investigamos cómo deben ser la interconexión, la automatización y la seguridad informática».